0 Comentarios
Te dejo el enlace del nuevo blog.
hijadelviento.com Todavía estoy con ajustes y te encontraras la ultima entra que hice. Muchas gracias Hija del Viento Estaré unos días sin compartir aprendizajes, ya que estoy cambiando el blog.
Volveré pronto Muchas gracias Alguna vez he sentido que todo sale mal, que solo tengo cambios continuos a los que no me adapto o no quiero adaptarme.
Hace poco encontré este texto, de Buda, que me ayudo a ver las cosas de otra forma. 1. Las cosas son lo que son: La principal causa del sufrimiento es la resistencia a las cosas. No luches contra la corriente, debes aceptar cada situación porque si no lo haces te verás consumido por el dolor. 2. Si crees que tienes un problema, tienes un problema: Cuando estés pasando por un problema debe asumirlo desde una perspectiva positiva, asúmelo como un reto o una forma de aprender. Si lo consideras un problema, entonces lo será. 3. El cambio comienza en ti: Las circunstancias solo cambian cuando hay un cambio en nosotros mismos. El mundo exterior es un reflejo de nosotros mismos. 4. El mayor aprendizaje es equivocarse: El fracaso es algo natural, muchas de las personas exitosas fracasaron alguna vez y lo asumieron como una forma de aprender. El fracaso siempre es la mayor lección de aprendizaje que puede existir. 5. Si algo no sucede como estaba previsto, es porque lo mejor está por llegar: Todo sucede perfectamente, incluso las cosas malas. El universo siempre trabaja a nuestro favor y cuando maduramos miramos hacia atrás y vemos que lo mejor fue lo que sucedió cómo sucedió. 6. Aprecia el presente: El presente es desde donde se crea el futuro, no pierdas el tiempo pensando en el pasado. Aprecia el hoy. 7.Deja los deseos de lado: Si vives guiado por los deseos y no logras cumplir alguno, eso se transformará en una frustración que te deja en un estado negativo. Todo lo que necesites llegará a ti y podrás cultivar tu felicidad. 8. Entiende tus miedos y sé agradecido: El miedo dificulta tu crecimiento y proporciona una oportunidad para aprender. Vencer el miedo te vuelve más fuerte y confiado, con práctica los puedes vencer. El miedo es una opción. 9. Experimenta la alegría: Centra tu vida en la alegría, ríete de ti mismo y disfruta incluso los momentos difíciles. Vive para aprender de todos ellos. Atraerás más situaciones felices que tristes. 10. No te compares con los demás: Cada persona vino al mundo con una misión y todas son importantes. Pero, si no puedes dejar de establecer comparaciones entonces compara tu vida con la de aquellos que tienen menos que tú. Así te darás cuenta que tienes más de lo que necesitas. 11. No eres víctima: Cuando algo difícil llega a tu vida no seas la víctima, busca aprender de eso, allí encontrarás fortaleza para vivir más feliz. 12. Todo cambia: Nuestra vida es dinámica, el universo cambia constantemente no te lamentes por lo que era, si no sabes qué hacer no hagas nada, espera con paciencia que todo mejorará. 13. Todo es posible: Cambia tu conciencia y allí encontrarás el poder de hacer milagros. Estos ocurren cada día y tú eres responsable de ellos. Acéptalo y sé feliz. Buda Haz clic aquí para editar. La mente necesita catalogar los problemas, ponerles nombre, entender sus causas. En definitiva, saber el por qué nos ocurren las cosas.
Escribir puede ser muy similar a hablar de nuestros problemas, pero no nos hace sentir expuestos a las diferentes opiniones, que nos puedan dar. Los beneficios a nivel psicológico, independientemente de la edad o sexo: · Disminuye la ansiedad y el riesgo de depresión. · Aumenta la autoestima. · Mejora la motivación personal. Estos beneficios se consiguen gracias a que escribir sobre los aspectos negativos da la sensación de liberación de los mismos. Además, se profundiza en el conocimiento de nosotros mismos, nos comprendemos mejor y nos facilita la toma de decisiones. Método a) Busca un lugar y un momento en el que no te interrumpan, idealmente al final del día, antes de acostarte. Escribe cómo consideres, mejor a mano. Y si por la razón que sea no puedes escribir, graba tus palabras en una grabadora o en el móvil. b) Escribe al menos veinte minutos cada día durante cuatro días consecutivos. Escribe sin detenerte, sin preocuparte por la gramática o la ortografía, y si al cabo de unos minutos no se te ocurre nada nuevo, escribe lo mismo una y otra vez. Expresa tus emociones positivas y negativas abiertamente y describe tus sentimientos más íntimos y profundos. Escribes para ti, así que sé honest@ contigo mism@. c) Cada día profundiza algo más. Mientras escribes, permítete explorar ese evento traumático o preocupación y cómo te afecta. Puede ser que esta experiencia esté relacionada con tu infancia, tu relación con tus padres, personas que amas o has amado o incluso tu trabajo. d) El tema puede ser el mismo o diferente durante los días del ejercicio. Puedes escribir sobre aquello que te está afectando negativamente en tu vida (ansiedad, desamor, problemas personales o de relación…), sobre lo que piensas en exceso o te preocupa mucho, sueños repetitivos, o alguna situación traumática que has estado evitando durante días, meses o años. e) Destruye lo que acabas de escribir, rómpelo, quémalo, etc f) Al cuarto día llega la segunda fase, denominada pensamientos post-escritura, en la que debemos reflexionar acerca de lo que hemos escrito valorando si hemos aprendido, perdido o ganado algo, como resultado de esa experiencia. Si te sientes desbordad@ por las emociones deja de escribir. Tómate tu tiempo para asimilar y expresar lo que sientes e inténtalo de nuevo al día siguiente, cuando estés más tranquil@. El ejercicio que he encontrado para aliviar el dolor es muy sencillo: se trata simplemente de centrar tu atención en el punto (2). Siempre que sientas dolor, sea del tipo que sea (físico o emocional), céntrate en el punto (2): el punto que hay en eje central de tu cuerpo, a la altura de tus ojos y hacia atrás. Sobre todo, no centres tu atención en la parte anterior de tu cabeza (el punto (1)), Es muy importante que tu atención esté en la parte posterior de tu cabeza, como marca la flecha. Puedes hacerlo cuando te duela alguna parte del cuerpo, cuando estés triste o deprimid@, cuando estés enfadad@, cuando te sientas cansad@… De hecho, también lo puedes hacer aunque no sientas dolor. Verás que tu bienestar mejora sea cual sea tu estado actual. Se trata simplemente de centrar tu atención tan atrás como puedas dentro de tu cabeza. No se trata de visualizar nada, simplemente fíjate bien desde dónde estás observando la realidad, e intenta llevar este punto hacia la parte posterior de tu cabeza. Imagínate que eres un pequeño personaje diminuto dentro de tu cabeza, y que puedes moverte libremente por ella. Y ve hacia atrás. Si te resulta muy difícil, puedes hacerlo sin ir tan atrás. Puedes centrarte en la parte central de la cabeza, por ejemplo. Cuanto más atrás, mejor, pero en el centro también está bien. Cualquier punto que no sea el entrecejo ya es un gran paso adelante. En algunos casos conseguirás aliviar el dolor, pero no eliminarlo del todo. Aun así, para ser un ejercicio tan simple y rápido ya es mucho. Pero si prácticas y llegas a dominarlo, sí podrás eliminar el dolor del todo. Este punto es tan poderoso, que si consigues centrarte en él y no moverte de ahí, el dolor no es posible. Cuando tú conectas con tu verdadera esencia, el dolor no puede existir. Así de poderoso eres. Adaptación Jan Anguita A veces me olvido quien soy y para que vine a esta vida, eso que fui descubriendo poco a poco y con los años.
A veces me olvido que la alegría está en mí innata, en mi corazón, en lo más profundo de mí ser. A veces me olvido que la confianza en la vida se puede perder con mucha facilidad si dejo de mirar lo que soy en esencia. A veces me olvido que aunque mi cuerpo sigue cansado, mi corazón sigue vital si yo lo mimo. A veces me olvido que mientras yo no crea en mí y en lo que siento, nadie vendrá para recordarme que yo tengo “el poder” sobre esto. A veces me olvido que si los años pasan eso es símbolo de que yo continúo aprendiendo y creciendo en espíritu. A veces me olvido dar gracias a la vida que elegí vivir instante a instante, situación a situación. A veces me olvido complacerme a mi mism@ poniendo por delante el complacer a los demás. A veces me olvido que en mi vida no hay nada escrito y que soy yo protagonista de la misma. A veces me olvido que el dolor es inevitable y que es el sufrimiento lo que yo escojo vivir. A veces me olvido que las flores crecen si yo las riego y se secan si dejo de proporcionarles alimento. A veces me olvido que los demás son solo maestros en mi vida y que de mí depende el querer aprender la enseñanza que ellos me muestran. A veces me olvido que nadie depende de nadie y que la libertad es innata como seres humanos que somos. A veces me olvido que mi bienestar y paz interior solo depende de mi propio cuidado. A veces me olvido que el arriesgarse en la vida es querer romper con los obstáculos que poco a poco nos vamos forjando. A veces me olvido que el aire que respiro entra como yo quiero dejarle entrar y que cuanta más consciencia tenga de su valía, más profundamente respirare la vida. A veces me olvido que el mayor de los amores es el amor a mi mism@...... Ya no quiero olvidar... HO OPONOPONO Cuando nos quejamos, encontramos faltas en los demás y reaccionamos. El ego fortalece la noción de los límites y la separación de la cual depende su existencia. Pero también se fortalece de otra manera al sentirse superior. Quizás no sea fácil reconocer que nos sentimos superiores cuando nos quejamos, por ejemplo, de una congestión de tráfico, de los políticos, de la "codicia de los ricos" o de "los desempleados perezosos", o de los amigos, o del trabajo o del ex esposo o la ex esposa. La razón es la siguiente. Cuando nos quejamos, la noción implícita es que tenemos la razón mientras que la persona o la situación motivo de la queja o de la reacción está en el error. No hay nada que fortalezca más al ego que tener la razón. Tener la razón es identificarse con una posición mental, un punto de vista, una opinión, un juicio o una historia. Claro está que para tener la razón es necesario que alguien más esté en el error, de tal manera que al ego le encanta fabricar errores para tener razón. En otras palabras, necesitamos que otros estén equivocados a fin de sentir fortalecido nuestro sentido de "yo". Las quejas y la reactividad, para las cuales "esto no tendría por qué estar sucediendo", pueden dar lugar al error, no solamente en otras personas sino también en las situaciones. Cuando tenemos la razón nos ubicamos en una posición imaginada de superioridad moral con respecto a la persona o la situación a la cual juzgamos y a la cual encontramos en falta. Esa sensación de superioridad es la que el ego ansía y la que le sirve para engrandecerse. ("Los errores no existen, sólo existen diferentes puntos de vista, que dependen del estado de consciencia, comprensión y visión del mundo y de la realidad de cada individuo"). Eckhart Tolle Sentarse en Silencio, no hay nada más que hacer...
Enfocar la atención en este momento, ¿Qué es lo que está sucediendo justo ahora?... Respirar... nada más que respirar. Atent@ a mi respiración y observando con atención... Pensamientos y pensamientos van surgiendo, Un movimiento mental que distrae mi atención... Observo y me doy cuenta de que he sido arrastrado por el pensamiento, por tanto, regreso a este momento. La mente pretende jugar a un juego, Mientras me mantengo presente en este momento, Ella va y viene con intención de seguirle la corriente... Nubes y nubes viajando por doquier, Pero solo las observo, sin entrar en su interés. No soy la mente, no soy los pensamientos... Ellos aparecen y desaparecen, Mientras que yo los observo todo el tiempo. Fijo la atención justo en el acto de observar, Y descanso ahí sin ningunas ganas de luchar... ¿Para qué intentar que la mente se calme? Si realmente con tanta resistencia, no hay lugar para la paz. El secreto es simplemente descansar... Morar en el más puro Silencio, Reposar en la propia Paz... Sin hacer, sin saber, sin mente... Pues únicamente cuando centro toda mi atención En la Paz y el Silencio que soy, Y suelto todos los aferramientos mentales Para descansar en mí centro, Cuando realmente me establezco ahí, Es cuando la mente acaba por desaparecer Y surge la magia de la Realización de Mi Ser. ¿Alguna vez te has visto inmerso en un bucle de pensamientos del que no sabes salir? ¿Has experimentado la desagradable sensación de no ser capaz de “expulsar” de tu mente una idea que te daña? Como si de una canción pegadiza se tratase, ¿te sientes incapaz de pensar con claridad porque la melodía de fondo de algún pensamiento repetitivo está continuamente sonando?
Hay una forma de parar los pensamientos y que nos dejen de afectar… y además, hacer que aparezcan menos. Los pensamientos bucles siempre funcionan con los mismos principios. Necesitan que pensemos más y más para poder aparecer y permanecer en nosotros. Necesitan que imaginemos películas mentales. Necesitan que tengamos discusiones internas constantes. Cuando te des cuenta de que estás creando imágenes o diálogos en tu mente de forma inconsciente, cambia tu foco haciendo lo siguiente: 1. Pon la atención en tus pies. Siente tus pies. 2. Ahora observa tu respiración. Siente tu respiración. 3. Busca alguna zona de tu cuerpo que estés tensando físicamente sin darte cuenta. Observa esa tensión y suelta lo que puedas los músculos. Si la tensión no termina de relajarse, acepta que está ahí sin resistencia. 4. Si aparece cualquier imagen o voz interna, obsérvala y mantén tu conciencia en el cuerpo y la respiración… sintiendo, soltando y dejando estar. Te dejo otros consejos por si te surge alguna duda al usar esta técnica. · Haz que los sentimientos y sensaciones sean un recordatorio para cambiar de foco. Cuando te des cuenta de que has estado perdid@ en los pensamientos, baja de la cabeza al cuerpo por unos momentos. Recordando que cuando cambias tu foco de atención, tus pensamientos pierden la fuerza que les estabas dando. · No te machaques cuando te des cuenta de que has estado pensando de forma inconsciente, porque eso creará más ansiedad. Sientas lo que sientas ahora mismo, es lo que hay. Cuanto más sueltes la necesidad mental impaciente de controlar y cambiar lo que está pasando, más espacio crearás para que emerja la calma. Suelta la necesidad de controlar. · Cuando aparezca en tu conciencia un pensamiento que te genere cualquier emoción negativa, recuérdate que pensar de forma compulsiva no te aliviará sino que te hará entrar en un bucle de malestar. Lo principal es saber que se pueden parar esos pensamientos y que no te sientas culpable por tenerlos. Nadie te puede enfadar sin tu consentimiento. Alguien te enfada si permites que lo que te dice te moleste. En realidad cuando alguien te enfada estás internamente diciendo: "Lo que tú piensas de mí me importa más que lo que yo pienso de mí mismo". El poder se lo das al otro.
Si alguien te da su opinión, no te lo tomes personalmente, porque la verdad es que se refiere a sus propios sentimientos, creencias y opiniones. Esa persona intentó enviarte su creencia, y si te lo tomas personalmente, lo recoges y se convierte en tuyo. Tu punto de vista es algo personal tuyo. No es la verdad de nadie más que de ti. Por consiguiente, si te enfadas conmigo, sé que eso está relacionado contigo. Yo soy la excusa para que tú te enfades. Y te enfadas porque tienes miedo. Sea lo que sea lo que la gente haga, piense o diga, no tiene que ver contigo. Si te dice que eres maravillos@, no lo dice por ti. Tú sabes que eres maravillos@. No es necesario que otras personas te lo digan para creerlo. No te tomes nada personalmente. No te tomes nada personalmente porque, si lo haces, te expones a sufrir por nada. Somos adictos al sufrimiento en diferentes niveles y distintos grados; nos apoyamos los unos a los otros para mantener esta adicción. No necesitarás depositar tu confianza en lo que hagan o digan los demás. Confía en ti mism@ para elegir. Nunca eres responsable de los actos de los demás; sólo eres responsable de ti mism@. ¿A qué le temes tanto? Porque aquello a lo que más temes y más tiempo ocupa tu mente, es aquello en lo que te conviertes. Aquello que sientes, vívelo, mas no para quedarte estancado en ese sentimiento sino para que a partir de la aceptación puedas redimirlo y convertirlo en una experiencia y aprendizaje que sin duda te nutrirá y te hará crecer. Enfréntate a tus miedos porque sólo de esa forma sabrás que en realidad no existen y que sólo han sido creados por ti para protegerte a ti mismo y para detener tu camino. Estás en el momento de emprender nuevos retos y que son los acuerdos que tu ser impuso para ser vividos. Todo aquello que incluso lo que parece injusto es por tu propia decisión que se ha de vivir. Si pudieras comprender que todo lo que se vive es por decisión personal y que no existen responsables en el camino más que uno mismo, en ese momento sentirás la libertad del Ser que por milenios ha actuado bajo su libre albedrío y voluntad. Asimismo, se decide a quien se quiere cerca y a quien se necesita a la distancia. Nadie se aleja, somos nosotros los que decidimos poner distancia a los hechos, situaciones o personas. Somos responsables de todo lo bueno y de aquello que se puede considerar doloroso. Y a partir de esta consigna es tu deber y tu derecho buscar el camino que te enaltezca como Ser y como humano, aceptando y creyendo que eres grande y valioso y que el amor comienza en ti mismo y consecuentemente en el resto que te rodea. No juzgues ni te juzgues y confía en la sabiduría que habita en ti y que día a día espera ser escuchada. Amate y con la misma intensidad ama la vida que tus ojos alcanzan a contemplar y tus sentidos a comprender. En lo ínfimo, en lo sencillo, en la soledad y en la compañía hay grandes momentos para aprender y para encontrar al Ser que hay en ti. Avanza aunque el camino sea sinuoso, pues aquello que se muestra oculto a tus ojos, grandes sorpresas puede presentar. Que el miedo no te detenga en el camino ya que hay más sendas de luz que de oscuridad y aun así, la oscuridad anuncia la luz. Ámate a ti mism@ con la misma calidad con que puedes amar a otro ser. Perdónate a ti mism@ y perdona a sabiendas que la equivocación no es exclusiva del otro. Y que tu amor encuentre el camino de regreso a tu hogar, a donde perteneces, de donde vienes y a donde vas. hermandadblanca.org Un día me di cuenta que no era algo externo a mí lo que me hacía sufrir, sino mis propios pensamientos, mi actitud y mi manera de interpretar la realidad.
Observe esos pensamientos y me di cuenta que el sufrimiento dejó de ser “algo a aniquilar” para pasar a ser simplemente algo a Sentir. Algo a aceptar. Algo a experimentar. Sin un ‘por qué’. Sin un ‘para qué’. Y sin ninguna otra razón más. ¿Quiere decir eso que ya no voy a sufrir más? No tengo ni idea. ¿Quién sabe lo que sentiré mañana, en un mes o dentro de cinco minutos? Solo puedo saber lo que estoy sintiendo en este preciso instante. Y es este presente el que me regala todo lo que necesito para ser feliz. La cuestión es que no me doy cuenta de ello y no valoro esas pequeñas grandes ‘cosas’ tal y como se merecen. Hasta que no pierda el miedo al sufrimiento o a cualquier otro sentir, sigo presa de él. Lo cual provoca que pase la vida evitando, planeando, programando y controlando situaciones. Intentando entender, moldear y cambiar lo que no me gusta. Olvidándome así de que la vida está para vivirla y no para pensarla. Y que su belleza, su magia, su intensidad y su ilusión residen en la sorpresa, en el cambio, en la inseguridad, en la incertidumbre, en el misterio y en la impermanencia que respiro a cada momento. No hay un sentir más pleno que el de ser uno mismo y el de tener la certeza de que no caben ni los errores ni las culpas ni los fracasos ni las frustraciones. Porque todo suma y te hace crecer. Adaptación de regreso al hogar Un "koan" (el método del zen) es un acertijo que no puede resolverse, pero en el que hay que pensar.
Durante horas, durante seis, ocho, diez, doce, y a veces durante dieciocho horas, el discípulo no hace más que sentarse absorbido, observando el problema desde todos los ángulos, teniendo en cuenta todas las posibilidades; intentando penetrar en él desde éste o aquel lado. Intenta desentrañar el problema desde todas las direcciones, en todas las dimensiones, a fin de hallar la solución. Llega ante el maestro y se encuentra de nuevo enfrentado a sí mismo. Poco a poco se van agotando todas las posibilidades. Ya ha pensado en todo lo pensable. Ahora da la impresión de que no existen más posibilidades, de que no se puede ir más allá. Y entonces, un día, empieza simplemente a observar el acertijo, y no se manifiesta pensamiento alguno. Cuando la mente no puede con algo, abandona. Cuando la mente demuestra su impotencia ante algo, abandona. Esa es la cuestión, observar el acertijo sin que surja pensamiento alguno. Y cuando no surge ningún pensamiento entonces puedes ver en el acertijo… que es absurdo. Sí, ya habías pensado que era absurdo en muchas ocasiones anteriores, -de hecho, sabías que lo era, que no podía resolverse-, pero eso también provenía de la mente, no se te había revelado. Esa era la solución de tu mente: no se puede resolver, ¿para qué preocuparse entonces? Abandónalo, olvídate de ello, no puede resolverse. Pero eso también salía de la mente. Un día, cuando la mente dejó de funcionar de puro agotamiento, cuando perdió toda su pericia, toda su eficacia, cuando toda su inteligencia ha demostrado no servir de nada, desaparece. Y en esa rendija, aparece la revelación. En esa rendija puedes ver, y ves por primera vez. En esa rendija el pensar no está, pero tiene lugar el conocer, y esa es la cuestión de la transformación. Cuando se detiene el pensamiento y surge el conocer, cuando los pensamientos desaparecen y aparece la claridad, puedes ver que la verdad no es algo que pueda pensarse, sino que ha de verse. Por eso, a quienes alcanzan la verdad se les llama a veces visionarios, y no pensadores. La han visto. Han entrado en ella, no han pensado en ella, no son grandes filósofos ni lógicos. Son personas sin mente, son personas más allá de la mente. Miran directamente, sin ningún pensamiento entre ellos y la realidad. Lo que se revela tal cual es, en su talidad. La mente ya no está ahí, funcionando a través del pensamiento. No hay más oleadas, en un espejo. Y sólo refleja lo que es. Si se tiene algo más en lo que pensar, entonces no es el auténtico fin. Si crees que sigue habiendo algo en lo que pensar, entonces éste no es el auténtico fin; la mente no desaparecerá. No puedes obligarla. No podrás hacerlo, porque la mente está ahí. Todo eso lo está haciendo la propia mente, y todo lo que se haga a través de la mente no hace sino reforzar la propia mente. Si todavía tienes algo en lo que pensar, si sientes que la mente todavía puede proporcionarte alguna respuesta, si todavía mantienes la mínima confianza en la mente, entonces no has llegado al verdadero final. Cuando se alcanza el final de verdad, el pensar se detiene y comienza el ver. Y en este ver radica la revolución, el cambio radical, la mutación, la transformación. Entonces no hay palabra, pensamiento o imagen. Nada, sólo la nada. Has llegado al final de la mente, o llámalo el fin del mundo. El mundo que finaliza no es la realidad, pero sí que es el comienzo del Ser. El mundo que acaba es la enfermedad desapareciendo; y al otro lado aparece la salud. Estarás sano por primera vez y completo. Osho Te dejo algunos Koan Cuando cae un árbol en medio del bosque sin que nadie lo oiga, ¿qué ruido hace? ¿Cómo podrías caminar en línea recta por las 49 curvas del sendero de la montaña ¿Cómo sacas una piedra en el fondo del océano sin mojarte las manos? ¿Cómo puedes golpear el centro de un círculo? No comienza, no termina, ¿qué es? ¿Cuándo no estará blanco el sendero cubierto de nieve? ¿Cómo sales si estás prisionero en un bloque de granito? ¿Quién puede quitar el collar al tigre feroz? ¿La sombra de los pinos depende de la luz de la luna? ¿Cuán viejo es el Buda? ¿Dónde irás después de morir? ¿Cuántos cabellos tienes atrás en tu cabeza? ¿Todos los budas, del pasado, del presente y del futuro, qué predican ahora? ¿Qué haces cuando no se puede hacer? 2 Koan resueltos 1) Estás en la punta de un poste de treinta metros. ¿Cómo seguir avanzando? Para avanzar doy un paso más, en el vacío. Sigo trepando, me atrevo a penetrar en lo desconocido, donde no hay indicaciones, ni medidas, donde el “yo” se esfuma, donde la consciencia se eleva por encima del mundo, sin intentar cambiarlo, hasta percibir aquello que no se expresa con palabras. Ahí no tienes definiciones, nada, solamente eres lo que eres sin preguntarte quién eres, sin compararte, sin juzgarte, sin sed de honores. 2) ¿Cómo haces para apagar una lámpara que está a mil kilómetros de distancia? El discípulo eleva una mano y tamborileando con las yemas de los otros dedos sobre la del pulgar, imita una llama. Luego sopla sobre ella dando a entender que la apaga. No hay distancia. La lámpara es su mente. Al apagarla, él se ilumina. Los símbolos no tienen significado fijo, cambian según el nivel de consciencia de quien los examina y del contexto cultural donde aparecen. La lámpara de la que aquí se habla no la porta un Buda, se consume en una pieza lejana y no hay nadie que pueda apagarla, lo que es una pérdida de combustible. La sabiduría que tú llamas tradicional está lejos de tu esencia, brilla sin alumbrar nada en ti. Si eres noche insondable, no necesitas teorías que te alumbren. Esas enseñanzas adulteran tu oscuridad. Creo que la palabra clave es fluidez.
Si suelto un poco mis miedos y me atrevo a salir de mi zona de confort, puedo llegar nuevos espacios y formas de hacer las cosas. Resistirme a fluir es lo que me ocasiona dolor, ansiedad y estrés. Estoy acostumbrada a la palabra lucha, “si quieres algo tienes que luchar por ello”. A esforzarme para solucionar los problemas. Pero y si empiezo a fluir, soltar, confiar. Aunque resulte realmente difícil, ya que toda mi mente está acostumbrada a la lucha constante y al miedo. Pero ahora mismo parece que todo es un caos y aun así todo tiene un propósito y ese aparente caos es como la tormenta que llega para limpiar y traer la calma posteriormente. La clave sigue siendo fluir, confiar y entregarse a los cambios y movimientos sin miedo. A pesar de sentir miedo, creo que puedo confiar y soltar. Permitir moverse y adaptarse, sin resistirme a los cambios. No basta con hacer lo mismo de siempre. Hay que cambiar, hacer cosas distintas. Renovarse y crear nuevos caminos. Fluir es adaptarse sin resistencias a lo que está ocurriendo. Soltar las resistencias, el sufrimiento o el drama. No aprendo cuando sufro. Aprendo cuando trasciendo el sufrimiento transformándolo en algo diferente. Cuando me enfoco en el sufrimiento que una experiencia me ha traído, me quedo en la victimización. Con ello solo me quejo, juzgo y creo resentimientos. Este procedimiento es el que he llevado acabo desde de siempre, y me doy cuenta que no avanzo y las experiencias que me hacen sufrir persisten, obviamente porque aún no he aprendido la lección. El sufrimiento y la queja son la expresión más cómoda del ego. El ego sufre cuando las cosas no son como quiere o espera. Fluir es adaptarse desde el entendimiento de que todo tiene un propósito y conlleva una enseñanza. No es resignarse. Fluir es dejar la rigidez del sufrimiento y entregarse a las experiencias, abriendo la perspectiva para ver lo oculto detrás de lo aparente. Confiar en que todo lo que sucede tiene un propósito y vivir en gratitud por ello. Si estás pensando en negativo y tienes una actitud de víctima ante la vida, es más probable que las cosas en tu vida no marchen del todo bien y sucedan accidentes o simplemente no fluya la apertura hacia lo positivo. Si por el contrario piensas en positivo y vives con alegría y con una actitud positiva, la vida fluirá de una manera más amorosa y amistosa.
Nada transforma mejor tu día que cambiar tu actitud, sonreír y saber desde tu corazón que todo estará en orden. Si tú así lo crees, eso es lo que creas. La vida se ordena cuando te alineas mediante el entendimiento: todo lo similar se atrae. Eres tú mismo quien ordena tu realidad y quien abre o cierra las puertas del universo. Las envidias, celos y el juzgar a los demás, solamente generan efectos negativos en tu vida. No te extrañe que las cosas no marchen bien, si sigues enfadado con los demás o contigo mismo. El Universo es ordenado y coherente, solamente recibirás aquello que das. No esperes que crezca un árbol de manzana si estas sembrando una semilla de pera. El universo es así de sencillo. Recibes aquello que das y en este momento todo llega más rápido. Por ello, es necesario observar lo que sucede en tu vida y la manera en la que reaccionas ante los sucesos. Si reaccionas desde el enojo y vives como víctima, entonces estas navegando los entramados de la vieja energía. La nueva energía te pide confianza y vivir desde el Amor, disfrutar el momento presente y no temerle al futuro. La nueva energía trae consigo todo lo que puedas necesitar para cumplir con el propósito y para ello es necesario dejar a un lado los miedos, las palabras y las acciones limitantes. Realmente no es nada complicado, es tan sencillo como cambiar de carril en la autopista. Lo observas, lo decides y lo haces, así es de sencillo. Cambiar la actitud con la que afrontas la vida es una decisión que desde el libre albedrío puedes tomar. No lo has hecho porque estás habituado a pensar desde lo negativo, a tener miedo y juzgar. No lo haces porque vivir igual siempre y hacer lo que siempre haces es cómodo. No lo haces porque no quieres. Alinearse con las nuevas energías requiere de escuchar a la voz interior. Dejarse llevar por esas pequeñas señales que siempre aparecen. Necesitas dejarte llevar por esas corazonadas que tienes y dejar de cuestionarte si está bien o está mal. ¡Las señales están en todas partes! Pero tienes que girarte a mirarlas y dejar de creer que la vida siempre tiene que exigirte algún tipo de esfuerzo o sacrificio. Nadie más que tú eres responsable sobre tu realidad. Tú piensas y sientes, eso te genera efectos. Actúas y hablas, eso te genera efectos. Te relacionas con los demás y tu entorno, eso te genera efectos. Tú estás creando las rutas por las que transitas en la vida. Adaptación de Kai Hasta que no estás sol@, no sabes de qué eres capaz. Y somos capaces de todo, pero no nos lo creemos porque siempre hemos acudido a alguien para levantarnos, para llorarnos, para caminarnos, para amarnos. Nos aterra la Soledad porque no confiamos en nuestra fuerza. Hay personas a las que les da vergüenza (=miedo) ir solas al cine, a comer, de viaje, a la playa, al teatro, a la montaña... Y como ellas no se atreven, a ti te llaman 'rar@'. Por qué no sabemos estar con nosotros mismos. Por qué nuestra presencia nos incomoda tanto que no podemos pasar ni una hora en silencio, con el único sonido de nuestros latidos. Huimos. No de la soledad. De nosotros. Queremos ser felices. Y nos preguntamos, indignados, por qué no lo somos. Cuando ya conocemos la respuesta. Pero no la aceptamos, no la escuchamos, porque eso supondría tener que HACER. La Soledad nos muestra quiénes somos. Lo que nos gusta y lo que no. Nuestras luces y nuestras sombras. Nos permite conocernos ENTEROS. Sin medias tintas. Sin recortes. Sin exclusiones. Saca a la Luz nuestros sentimientos verdaderos. Los que un día encerramos en el cuarto oscuro creyendo, erróneamente, que desaparecerían. Y hasta que no los reconoces, no los abrazas y no los amas, siempre estarán ahí. Como una piedra en el zapato. Porque lo único que desean es ser liberados. Todo aquello que rechazas de ti, que escondes para que ni tú ni nadie se dé cuenta de su existencia, es lo que te domina. Lo que te controla. Aunque creas que llevas el mando, es el mando el que te lleva a ti. Eso que te da miedo, eres TÚ también. Y de ti, no te puedes separar, ni te puedes abandonar. La soledad te ayuda a conocerte, a sentirte y a amarte en tu totalidad. A dejar de avergonzarte de ti. A dejar de poner tu poder en otros. A dejar de 'seguir' a gurús y sacar el Maestro que llevas Dentro. Te lleva a admirarte por SER quién eres y no por ser todos los disfraces, máscaras y personajes bajo los que te ocultas. Te hace libre porque el 'miedo a lo que sea' ya no te encadena. Hace que te sientas ' en casa' en tu propia casa. Que la Paz se instale en ti. Para aprender a estar sol@... es necesario estar sol@. Cuando no sepas hacia dónde ir, VETE A TI. Es el mejor lugar en el que puedes descansar, dormir y soñar. Adaptación de regresoalhogar.com |
AutorVirginia Garrido Archivos
Julio 2017
Categorías |